lunes, 26 de marzo de 2012

Que caprichoso es el tiempo... o no.

Que caprichoso es el tiempo. Cuando ansiamos tener a alguien cerca que ha estado alejado durante un tiempo de nosotros el reloj parace no moverse, en cambio, cuando esa persona está ya a nuestro lado, el tiempo vuela. Que caprichoso es el tiempo... aunque se trate de una frase totalmente erronea, sí. Lo que se dilata y expande o se acorta y merma no es el tiempo en si, si no la percepción que tenemos cada uno del mismo. Esa irrefrenable sensación de descontrol sobre él va estrechamente ligada a nuestro ánimo y ganas de alcanzar un objetivo en concreto según el momento. Si nos encontramos en una situación placentera y excitante para nosotros no reparamos ni un ápice en las manecillas del reloj, el tiempo queda en un alejado segundo plano ya que no deseamos que esa sensación termine nunca. Por eso, al volver a contar con él, comprobamos con desagrado que ha pasado... aparentemente muy rápido. En cambio, cuando no estamos conformes ni agusto, esperando que lleguen los momentos antes descritos, atendemos constantemente al tic-tac, al paso de los minutos, horas y días... Se eterniza, se dilata nuestra percepción del tiempo.
El tiempo no es caprichoso en absoluto, no... Lo somos nosotros.


viernes, 23 de marzo de 2012

La efímera permanencia de un pensamiento


A las 02:00 de la madrugada la calle se torna de un color frio, gris, sombrio y, en apariencia, triste. La vitalidad que acoge en las horas diurnas se ve ahora mermada y casi extinta por la intromisión absoluta de la oscuridad, haciendo que la vida y su corriente inmparable de sonidos, colores y sensaciones se refugie al calor de un hogar. Los que pueden en esas horas conciliar el sueño se acomodan en sus camas mientras unos pocos, tal vez más de los deseados, deben conformarse con la precariedad de una simple caja de cartón, de esas enormes que se usan para las mudanzas. O, con mucha suerte, del cobijo ofrecido por algún albergue que a esas horas no esté abarrotado. Siempre y cuando se acceda a contar con su ayuda, porque hay gente, personas que tan reacias son a dejarse ayudar como a que las marquen con un hierro candente en el brazo. Fermín se encontraba entre estas últimas...

jueves, 22 de marzo de 2012

¿Qué es ser poeta?

¿Qué es ser poeta?
¿Ser poeta es usar cada letra de una forma concreta?
¿Buscar, buscar y buscar la respuesta?
La respuesta a una vida
para que esta sea completa, plena y atrevida
para que sea compartida pero al mismo tiempo discreta.

¿Qué es ser poeta?
Cada uno lucha, cada uno se hace más fuerte.
Un sueño nos empuja en común, pero cada sueño es diferente.
Entre tanta gente... miradas convergentes.
Distantes pero cercanas
desembocan en un mar arrastradas por afluentes.

Siento, sientes.
Observo, miras y aprendes.
Tal vez ser poeta no sea más que la percepción de un todo.
Un todo creado por todos.
Por tí... mientras escuchas, atiendes y asientes.

¿Qué es ser poeta?
Poeta es respirar momentos y exhalar sus esqueletos.
Exprimiendo el tiempo
que más tarde llenará ese baúl de recuerdos
antes vacio... ahora repleto de sentimientos.

Tan lejos estos que al tenerlos no los vemos.
Tan apegados a nuestros cuerpos que no los valoramos.
Nos acostumbramos, despreciamos, nos cegamos...
cuando más ciegos no podemos estar en estos tiempos.

¡Adios cordura, adios!
Bienvenida sea la locura.
La ternura deja paso a la más intensa y pura pasión.
La tinta emana del alma para penetrar en el folio.
Tan hondo y profundo en su interior que parece no tener razón.

Creo yo, en mi bendita ignorancia.
Creo yo que no hay distancia.
Cuando se trata de arte, de música, de lírica.
Cuando se trata de su importancia
no hay motivación.

No espero, no requiero distracción.
Si un verso vale por mil besos
estos que te regalo envueltos en miradas son pura improvisación.
Si un verso vale por mil besos... no necesito celebración.

Tratamos de dar sentido a lo irracional
cuando no es preciso, irracional es sinónimo de diferente
solo que nuestras mentes no lo ven como tal.
El ying y el yang, luz y oscuridad
Una balanza equilibrada no por todos igual.

¿Qué es ser poeta?
¿Cual es su fin? ¿Cual es su meta?
Ser poeta es expandir una mente inquieta.
Hacer día la noche más perpetua
usando la experiencia como única herramienta.
Convertir las lágrimas de ese rostro en una emoción sincera.
Creer que lo que un día fue no cayó en el olvido
y hacer ver que lo que vendrá no se lo llevará la marea cuando esta haya subido.

Eso es ser poeta.




En el Café de Gran Vía

 

El café rebosaba de actividad a esas horas de la mañana: camareros ajetreados tirando cortados y con leche por doquier, el repartidor de bollería quejándose del tráfico de Gran Vía, miles de tintineos de cucharillas que ensordecían las palabras, la televisión del local con las primeras noticias del día... pero a pesar de ello, en un apartado rincón, en la solitaria mesa junto a la ventana, ellos eran invisibles, abstraídos en su animada conversación, ajenos a todo el bullicio que se desencadenaba a su alrededor.
-¡Ni soñarlo!, no pienso seguirte este absurdo juego- se quejaba ella mientras le observaba incómoda.
-Pero si solo se tratan de un par de frases...- decía él una y otra vez restándole importancia a lo que la sugería. –Solamente tienes que ponerte en situación, dejar que las escriba y tú expresarlas a los ojos del público con esa elegancia que tú solo tienes...
-¡No! y no, además, ¿quién te dice a ti que las vayan a captar con la atención que pretendes? tal vez solo quieran leer en mí algo banal, algo que no les haga pensar más de lo debido, algo que no les haga estrujarse el coco a estas horas en las que nadie, y repito, nadie, es persona.
Él la miro con dulzura acercándose más a ella al punto de casi rozarla, bajando la voz, hasta convertirla en casi un imperceptible susurro, insistiendo:
-No tienes porque tener miedo, ¿cuantas veces lo has hecho? la gente está más que acostumbrada a tenerte delante y comprobar con sus propios ojos todo lo que tienes que decirles... no se trata de... una obra como otra cualquiera, eso es cierto, pero sé que puedes hacerlo tan bien como sabes.
A punto estuvo ella de contestar cuando de pronto un plato irrumpió en la mesa cortando la conversación súbitamente. Delante de ellos un enorme croissant caliente se apetecía recién hecho. Haciendo caso omiso a la intrusión continuaron con su particular debate.
-¿Por qué tienes que escribirlas tú?- continuó ella.
-Pues... porque mi estilo, al igual que la tinta que emana de mí en cada frase que construyo son excelentes... eso ya lo sabes.
Dubitativa, ante los argumentos irrefutables que él la estaba exponiendo, cedió al fin con ligera resignación.
-Está bien... dejaré que me escribas esa frase, pero no te prometo que vaya a causar el efecto deseado ¿eh?...
Él sonrió satisfecho por la respuesta cuando de repente, al instante, una mano se aferró a su delgado cuerpo, le elevó unos centímetros y, posándole suavemente sobre la delicada anatomía de ella, escribió con letras grandes y sinuosas un sincero TE QUIERO. Lo más bonito que a esas horas de la mañana, entre el mundanal ruido, podía plasmar un simple bolígrafo sobre la servilleta de papel de un café cualquiera de Gran Vía.


Hugo Cotro